En 2016, año del cual se tiene información del último
monitoreo de plantaciones de coca, Naciones Unidas advirtió que Llorente seguía
consolidándose como un núcleo de coca. Es tan importante Tumaco para el negocio
del narcotráfico, que el 16 % de todos los cultivos de uso ilícito del país se
encuentran en ese territorio, crecimiento que se hizo más claro cuando la
Fiscalía divulgó que Guacho era una
ficha más del cartel de Sinaloa. Este exguerrillero, estimaron fuentes de la
Fiscalía, tenía el control de una
trocha de 90 kilómetros entre Tumaco y Ricaurte, clave para el
dominio que ejercía, porque es la ruta principal para sacar droga por el
Pacífico.
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Los precios de cada fusil adquirido por el frente Óliver Sinisterra, según
ha logrado establecer el Ejército, oscilan entre los $15 millones y $20
millones. Fuentes cercanas a la investigación en contra del líder de las
disidencias confirmaron que Guacho también habría pagado una
millonaria suma de dinero por armamento que las Farc no le habrían entregado a
la Misión de la ONU el año pasado, el cual tendría que
haberse guardado en contenedores, para posteriormente ser destruido. Se
trataría, en todo caso, de una violación a un compromiso que debía ser
inviolable, al que habría llegado la extinta guerrilla con el Gobierno en el
Acuerdo de Paz.
Dar con él era una prioridad tanto del Ejército colombiano como del
ecuatoriano, que enviaron en total 22.000 militares a la zona selvática de
Tumaco y sus alrededores para encontrarlo. Tanta presencia militar terminó
chocando con la población civil. “La gente está en sus casas sin poder salir,
todos los días hay capturas, hay una situación de descontrol en el territorio
que no se vivía hacía mucho tiempo”, le dijo a El Espectador Diana Mantilla, líder de
Asominuma (Asociación de Juntas de Acción Comunal de los ríos Nulpe y Mataje). “Nosotros empezamos a advertir
esta situación desde que las Farc abandonaron formalmente el territorio”.
Más de un año después de la deserción de Guacho y sus hombres, se estima
que hoy el frente Óliver Sinisterra tiene 450 miembros, quienes ya tendrían
injerencia no solo en la zona fronteriza y en Tumaco, sino también en cercanías
a Pasto. Las autoridades detectaron células en la capital de Nariño, y fuentes cercanas a la
investigación le explicaron a este diario que el número de hombres de Guacho
crece a un ritmo aterrador. ¿La causa? La molestia de varias
familias de las veredas Gualtal, Llorente y Altaquer (Nariño) que se han ido
integrando a sus filas con el argumento de que el Gobierno ha incumplido lo
pactado en el proceso de paz.
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Para mantener a sus hombres, los disidentes saben muy bien que la
respuesta está en el narcotráfico. Y el frente Óliver Sinisterra tiene el
control casi total de las rutas en el sur del país. Fuentes de la Fiscalía le
explicaron a El Espectador que
Guacho era dueño de dos laboratorios de cocaína capaces de producir 3,5
toneladas semanalmente, generando más de 10 toneladas mensuales. El tamaño
de la producción fue uno de los dolores de cabeza del gobierno Santos, pues el
aumento de cultivos de uso ilícito en el país ha hecho que Estados Unidos
mantenga prendidas sus alertas en la lucha de ambos países contra el
narcotráfico.
En manos de los hombres de Guacho, además de las millonarias sumas de dinero y
los laboratorios de coca, estuvieron en el primer semestre de este año los
ciudadanos ecuatorianos: Óscar Efrén Villacis y Katty Vanesa Velasco, y los
periodistas del diario El Comercio Javier Ortega y Paúl Rivas, así como
el conductor Efraín Segarra. Todos fueron ejecutados a sangre fría luego de
permanecer semanas en cautiverio. Se trataba de un nivel de violencia desconocido para la
sociedad ecuatoriana, que sufre en su frontera con Colombia los
coletazos de los hombres de las Farc que no quisieron deponer las armas.
Sobre Guacho, la Fiscalía
tiene el registro de varios hechos claves en su vida. Sabe que ingresó a las
Farc en 2007 y que fue reclutado por alias Alexis o Tachuela. Asimismo, que tiene nacionalidad
ecuatoriana, pero también cuenta con cédula colombiana, que habría sido
expedida en Barbacoas (Nariño), en donde se encuentra su única foto con
corbata. El ente investigador siguió de
cerca sus andanzas y llegó a tener las suficientes evidencias para explicar una
de sus estrategias de guerra. En términos concretos, su modus
operandi podía describirse en dos palabras: acción y reacción.
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Lo demostró en varias de las acciones terroristas que perpetró a lo largo
de este año en la frontera, que fueron respuesta a ataques de la Fuerza Pública a sus hombres
o familia. Por ejemplo, el atentado con un carro bomba a la
estación de Policía de San Lorenzo (Ecuador), que dejó 28 personas heridas, fue
su respuesta a un allanamiento hecho por la Policía a la casa de su mamá en
días anteriores en Ecuador. Al parecer, el lugar quedó en muy mal estado tras
el operativo, por lo que el disidente se molestó y atentó contra la edificación
policial.
Otro de los atentados del guerrillero fue contra una torre de energía
ubicada en la vereda Las Marías (Tumaco, Nariño) el pasado 5 de abril. El
ataque se dio tras la captura, por parte del gobierno ecuatoriano, de uno de
sus cuñados. Luego fue el secuestro de la pareja de ecuatorianos Villacis y
Velasco, después de que se enterara de la captura de Rubén Jaramillo, quien
sería su primo. El foco de las autoridades colombianas y ecuatorianos estaba
sobre Guacho y pusieron miles de hombres y millones en recursos para
encontrarlo. Pero él, mejor que nadie, conocía la selva de la frontera. Así fue como esquivó durante 14
años a las autoridades. Hasta el pasado viernes. Foto: Blue radio. Tomado del periodico El Espectador. Hay Más.-
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